La película se repite una y otra vez cuando llega el momento de alimentar a nuestro perro: apenas ponemos el plato sobre el suelo, se abalanza sobre él y en segundos ya no queda nada. Nuestro engreído come con desesperación, como si alguien fuera a quitarle la comida.
Las consecuencias llegan después (o si es que aún no han pasado, podrían llegar pronto). ¿Cuáles son los riesgos a los que se expone nuestra mascota y cómo evitarlos?
Los riesgos
– Vómitos después de la comida
– Atoros en vías respiratorias
– Desarrollar agresividad alrededor del alimento
– Dilatación gástrica / torsión de estómago (puede ser fatal)
¿Qué hacer?
- Aliméntalo más veces al día
No significa aumentar la cantidad de comida sino dividirla en porciones más pequeñas (si antes le dabas 2 tazas 2 veces al día, dale una taza cuatro veces al día). Así disminuyen la cantidad de alimento con el que atragantarse y los riesgos de salud.
- Hazle un poco más difícil y lento el proceso de comer
Para que no se atragante puedes poner una lata grande o piedra grande y limpia en medio de su plato (asegúrate que sea lo suficientemente grande para que no entre en su boca). Esto hará que físicamente tenga que comer más lento pues su hocico no accede tan fácilmente a la comida.
- Pon su plato sobre una caja
Al elevar su plato de comida haces imposible que se abalance sobre su comida y la consuma en segundos. Asegúrate que esté a la altura de su pecho para que no tenga que forzar demasiado el cuello pero coma más lento.
- Evita que la ansiedad por comer se convierta en agresividad
Dale de comer con la mano al inicio de la comida y de vez en cuando deja un snack en su plato al pasar al lado para que entienda que no es negativo tener a personas alrededor de su alimento.